La última sonata para piano de
Beethoven, la numero 32. Compuesta en 1822, es una de las últimas composiciones
para piano solo de Beethoven. Uno de los mejores ejemplos del concepto musical
y espiritual de la ultima etapa, o periodo tardío, de Beethoven.
Tres
versiones, tres visiones, de tres grandes maestros del piano. La de Maurizio
Pollini, la de Willhem Kempf y la de Glenn Gould.